El sábado 21 de julio finalizó una nueva edición del Open de Sant Martí, torneo que, ya consolidado, acomete nuevos retos cada año, en cuando a adecuación del local de juego, la retransmisión, etc. El nivel de titulados en esta edición ha sido espectacular y, prueba de ello, que en el grupo A había GM y MI en tableros muy lejanos de los primeros puestos, ya avanzado el torneo. Y en la primera ronda, en el primer corte, los primeros enfrentamientos, ya eran duros.
En el grupo B, más fuerte que nunca, limitado a 1999 FIDE, proporcionalmente, la dificultad era mucho mayor para jugadores con ELO hasta 1900 FCDE, ya que casi 30 jugadores superaban los 2000 puntos de ELO catalán y, a la postre, han sido los que han estado en los puestos de cabeza. Y un sinfín de “rocosos” jugadores de entre 1950 a 1999 FCDE tampoco lo ponían fácil a los que queríamos “puntuar”.
Este año, con el reparto de la sala de juego entre el primer piso (la zona “noble”) y el gimnasio, en el piso inferior (el “infierno” como yo mismo lo califiqué, por ese descenso que implicaba estar en la zona baja de la tabla), se ha instalado la sala de retransmisión de los 4 primeros tableros cerca de la sala de juego principal y donde el año pasado había varios tableros del grupo “B”. A mí, personalmente, no me gusta jugar en 2 plantas, pero en muchos torneos es casi imposible agrupar a más de 250 jugadores.
El tema “climatización” es la asignatura pendiente de Sant Martí. Este año, digan lo que digan algunos jugadores, se pasaba calor abajo y no se estaba tan bien. La suerte es que no ha hecho una semana de calor como en 2010, edición en que no funcionó el aire acondicionado y sufrimos un infierno todos, los malos y los titulados. En 2011, algunos se quejaron de frío, pero estuvo muy bien.
En lo estrictamente organizativo y ajedrecístico, felicitar a los amigos de Sant Martí por el gran trabajo que realizan y que hace posible un torneo que, a pesar de que me encanta, se me da fatal a nivel personal. En un fortísimo grupo A, se vieron grandes partidas y hubo mucha emoción hasta el final. Ganó el GM cubano Isan Reynaldo Ortiz de la misma forma que en Barberà, en la última ronda y con medio punto menos, asegurando la victoria. El MI Luis Rojas del Club d’Escacs Mollet no tuvo una actuación demasiado brillante para lo que puede dar de sí, y finalizó con 5 puntos en las 9 rondas disputadas, y perdiendo unos puntos de ELO FIDE que, sin duda, recuperará en próximos torneos. Pere Garriga Cazorla, recién llegado del campeonato de España, y con 2 byes, consiguió la proeza de 4,5 de 6 y, jugando con el GM López en la última ronda (lo que indica la dureza del torneo), realizó 4,5 de 7 puntos y sumó 38 puntos FIDE al saco.
En el grupo B discreta (demasiado discreta) actuación de Ramón Caro que, a pesar de partir 78 del ranking inicial, y venir con “moral” de realizar 8/9 en Barberà “C”, podía haber hecho más de los 4,5/9 que realizó, a tenor de cómo fueron las partidas. La eterna indecisión y falta de precisión en partidas con ventaja, cuesta puntos al final (posición 69). En cambio, de nuestros valientes jugadores, podemos extraer conclusiones muy positivas. El mejor fue Xavi Boixader, con 4 puntos (posición 112) y mejorando día a día su juego. Con 3,5 puntos, que no son fáciles de realizar, Helena Ruiz (120 de la general), Angel Tomás (con 3,5/8 puesto que la primera ronda no jugó, 126 de la general) y Dilán Pérez (128 de la general). Todos ellos, sin excepción, jugando con gran seriedad, sin correr, muy concentrados y poniendo en aprietos a sus rivales.
En resumen, un torneo muy atractivo, muy competitivo y muy difícil para todos, cada uno en su nivel. El próximo año, más, aunque este cronista, después de jugar las 4 últimas ediciones y no pasar nunca de los 4,5 puntos, se plantea descansar e ir como espectador.
He encontrado fotos de todos en el blog del C.E. Agustí y en el de Sant Martí.
La crónica oficial de Ricard Llerins puede leerse aquí y las fotos aquí.
La versión muy recomendable de Salvo, con crónica y fotos aquí.
La minuciosa versión del árbitro Pablo Castillo, aquí.
La rusti-crónica de Robla, con fotos, aquí.
